Reflexiones de Enda Dominicana en proyectos agroforestales y el “Año del Desarrollo Agroforestal”

Desde el año pasado, la presidencia de la República Dominicana ha anunciado con “bombos y platillos” que 2017 sería el año del Desarrollo Agroforestal. Y así vienen timbradas desde el 1 de enero, 2017  todos los impresos ministeriales y demás dependencias de la administración pública.

Enda Dominicana tiene exactamente 33 años que ha iniciado un proceso participativo con pequeños productores del país en trabajos de investigación, parcelas demostrativas y trabajos amplios de extensión de Desarrollo Agroforestal Rural. Desde ese año 1984, que técnicos de Enda y pequeños productores de Zambrana y Chacuey en Cotui, osaron asociar árboles y cultivos tradicionales (les llamaron locos al ver ese novedad) en el mismo terreno y espacio vertical, se han acumulado muchos éxitos y muchos fracasos. La extensión de esta experiencia agroforestal fue asumida por otras ONG´s y por varios proyectos en el país. Enda Dominicana ha replicado exitosamente la experiencia de Zambrana en Hondo Valle y Juan Santiago en la provincia de Elías Piña; en El Valle, provincia de Hato Mayor; en Bayaguana y Villa Altagracia y últimamente en 4,000 km2 sobre el corredor biológico entre el Parque Nacional Los Haitises y Piedra Blanca sobre la autopista Duarte.

Al día de hoy más de 10,000 pequeños productores practican y han adoptado la agroforestería como forma de uso de la tierra, unos más exitosos y completos que otros, sobre una superficie superior a las 5,000 hectáreas (cerca de 80 mil tareas). Se tiene experiencia acumulada entre instituciones, técnicos y productores para escribir manuales y sistematizar estas experiencias en publicaciones que pudieran ser de tamaño enciclopédico. Esta población ha adoptado la agroforestería como modo complementario de vida en la mayoría de casos y de forma total de medio de vida en varios casos. Con ello Enda Dominicana, las otras ONGs que la practican como el Plan Sierra (pionera en esta práctica), PRONATURA, Fundación Loma Quita Espuela, entre otras, y los miles de pequeños productores han logrado restaurar el paisaje forestal, mejorar y transformar positivamente las condiciones de varios ecosistemas y comunidades con influencia regional y territorial.

Sin embargo, a lo largo de estas más tres décadas ninguna autoridad local (municipios o alcaldías ni delegaciones provinciales ni regionales ni el Ministerio de Agricultura ni el gobierno mismo, ni siquiera para concebir el anunciado Año de desarrollo agroforestal) le interesó ni remota ni seriamente  adoptar, extender o replicar estas experiencias logradas gracias a la cooperación técnica y financiera internacional, más el aporte de contrapartida local por parte de los propietarios de la tierra y las ONG´s .

Sería justo señalar que como caso aislado que el Ministerio de Medio Ambiente entre 1997 y 2004, si adoptó la reforestación masiva con especies forestales y métodos que utilizaban los sistemas agroforestales. Igual este ministerio (y la antes Dirección General Forestal), brindaron apoyo legal para el manejo agrofrorestal. Lamentablemente estas prácticas de reforestación desaparecieron y el apoyo legal estatal al manejo agroforestal hoy día es más una de las grandes trabas y obstáculos que encontramos a la hora de hacer extensión agroforestal. El pequeño productor que lleva varias décadas produciendo sus arbolitos, plantándolo, cultivándolo y cuidándolo asociado con cultivos anuales, frutales, medicinales, especies nativas diversas, se le ha privado el derecho adquirido. La burocracia estatal actual (CENPRA, Ministerio de Medio Ambiente Ambiente y Recursos Naturales, Ejercito Nacional) y los costos de inspecciones, permisos, autorizaciones y excesivo control, lo está privando de hacer y desarrollar el trabajo agroforestal. Incautaciones, cierres, multas, persecuciones, amenazas, …salidas de autoridades locales cumpliendo “órdenes superiores”, obstaculizan e impiden este desarrollo agroforestal. Además han reversado los pequeños e incipientes avances logrados en empresas y asociaciones agroforestales comunitarias.

El tan anunciado “Año de Desarrollo Agroforestal” se inicia sobre este panorama. Con un diseño en oficinas centralizadas en Santo Domingo, desconocedoras de la realidad del campo, sin consultar las experiencias, sin conocer el contexto actual y sin la participación de los actores concernidos desde el diseño, implementación y manejo, ese desarrollo agroforestal está condenado al fracaso desde su punto de salida.

¿Dónde están los técnicos experimentados en diseño, establecimiento y manejo agroforestal? ¿Dónde está la participación activa de agricultores prácticos (que hayan practicado agrofrestería exitosamente) y animadores en el lenguaje de campesino a campesino para cambiar una cultura ancestral de tala y quema?

Distribuir café o cacao  y árboles maderables entre productores no es agroforestería. La restauración del paisaje forestal, necesita un enfoque bien intencionado y deseado por todos. Esto solo se consigue con un diseño participativo, iniciado en cada predio familiar, donde participan adultos, niños, técnicos de las instituciones, con la aplicación del saber, las experiencias y práctica popular con estas especies, combinado con el conocimiento científico y técnico. La naturaleza no se puede contradecir ni pedirle lo que no puede dar. El sistema agroforestal debe ser diseñado atendiendo a la estructura, funcionamiento y característica del bosque clímax (ya desaparecido, pero posible de reconstruir con remanentes de bosques más el aporte de los ancianos de cada lugar), único indicador del ecosistema óptimo en cada zona en particular hacia donde se deben enfocar los sistemas agroforestales sostenibles.

El índice de biodiversidad, las especies angulares nativas, especies  indicadoras, especies potenciales para una diversidad ecológica y productiva sostenible, conociendo su funcionamiento, cuidado  y manejo, conjugado con las necesidades inmediatas de la familia, con su seguridad alimentaria primero y con la generación de ingresos como segunda prioridad. Estos y miles de criterios e indicadores no han sido mencionados ni están ni remotamente en la mente de los jerarcas, las autoridades, los jefes del recién creado organismo (paralelo a Agricultura, Medio Ambiente, Instituto Agrario, Banco Agrícola, IDIAF, CONIAF……), que conducirán esta nueva moda.

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